En su columna “Cuba o la fallida invención de la realidad”, Carlos
Alberto Montaner recuerda la expresión “aldea Potemkin”. Se refiere a Gregori
Potemkin, mariscal de campo y amante de Catalina II, a quien le encomendaron adecentar
las insalubres aldeas que pululaban por la Rusia del siglo XVIII.
“El mariscal, que era una especie de Eusebio Leal ruso, como no
disponía de muchos recursos, se dedicó a maquillar las aldeas, remozando
algunas fachadas, para ocultar la verdadera miseria que aquejaba a los
pobladores”, dice Montaner, basándose en una leyenda de la propaganda alemana.
Un plan parecido al de Potemkin se llevó a cabo en Cuba para
encubrir la miseria y los sucesivos derrumbes del país. Durante toda mi
infancia, al Paradero de Camarones le dieron dos manos de pintura. La primera
fue en la semana previa al 28 de enero de 1976.
Ese día nos apostaron en el borde de la carretera para decirle
adiós a Fidel y a Pierre Trudeau, Primer Ministro de Canadá. Mientras ellos
pasaban, en dirección a la terminal de azúcar donde se celebraría un acto de la
amistad entre Canadá y Cuba, nuestro pueblo resplandecía, entre la cal viva y
las pencas de arecas.
Años después, para volver a decir adiós a Fidel, repintaron el
pueblo. Esa vez pasaría acompañado de Erich Honecker, presidente de la RDA. Era
mayo de 1980 y algunas casas ya se habían derrumbado, pero los adornos y los
carteles encubrían el desastre. De cara al represor alemán, éramos una aldea
pintoresca y jovial.
Aunque Fidel esa vez inauguraría una fábrica de cemento (la Karl
Marx, de Guabairo), mi pueblo continuaría desplomándose por falta de materiales
de la construcción. Tal como advierte Carlos Alberto: “La verdad y la realidad
no tenían ninguna importancia. Lo fundamental era la percepción”.
Aún hoy, cuando se acerca alguna razón para celebrar, se encubre
la miseria con cal viva y pencas de arecas. El plan de Potemkin sigue en pie en
la Cuba revolucionaria. Lo importante es que las fachadas se vean engalanadas
al decir adiós, que la situación real pase desapercibida.